NARCISO

Adel Alonso. Cat. Exposición de Sestao, 1993

Las obras realizadas en la serie NARCISO suponen un hecho excepcional en mi proceso habitual de trabajo. Este es el único caso en que la obra acabada se ha encontrado ajustada a concepción previa. Tienen su primer antecedente en una escultura de 1.991 que llamé TOPOTROPO, en la que mediante la confrontación de una piedra original y su doble reproducido en escayola, unía aspectos de topografía y metamorfosis (topo - tropos), evidenciando el contraste entre naturaleza y cultura, realidad y apariencia.

En trabajos posteriores, en que un mismo objeto es reproducido sucesivamente a modo de objetos de serie, proponía un distanciamiento del significado originario. Los elementos de la serie son modelos de sí mismos en su propia significación.

Borges nos cuenta una breve historia sobre un Imperio donde el arte de la cartografía había alcanzado tales niveles de perfección que los cartógrafos lograron hacer un mapa del Imperio que tenía el tamaño del mismo y con el que coincidía puntualmente. Ejemplo de revestimiento del mundo mediante un velo que nos separa de él. La misma constitución de esta topografía (sostenida hoy en los mass-media, la retransmisión telecomunicativa, el cuerpo propio de la imagen móvil, el sistema tecnológico de producción y reproducción, ...) nos impone unas pautas de movimiento que nos alejan de la presencia del mundo, nos alejan de toda relación directa, por su mediatización y por su representación en tiempo artificial.

La serie NARCISO surge de la idea de ese distanciamiento, del espacio intermedio entre presencia y ausencia, entre modelo y simulacro, de su relación diferencial.

Los Narcisos, como el mapa de Borges, construyen un paisaje de ausencias. Son el enunciado de su propia presencia enigmática, y la vez, de su propia ausencia. No remiten a nada sino a su pérdida.
Realidad: molde - copia: suspensión de la representación.

El molde ( el espejo) es el "modelo de especulación" entre lo auténtico y la copia, es decir, lo auténtico consigo mismo. Y es que el molde no es un recurso de imitación, sino un medio de absorción.

El doble del objeto recrea su diferencia: la copia sólo habla de sí misma. La presencia repetida del objeto obtiene "inframince" (Duchamp) una nueva diferencia, incide en la mirada del observador pero él no varía: uno y otro, uno y el mismo, deparando en la infinitud de la serie.

Ocurre así una triple repetición, en el elemento aislado, en el elemento seriado, y en el conjunto 'formatizado", reforzando en cada caso el principio de repetición y diferencia". Vattimo, interpretando a Deleuze, dice que "la repetición no es repetición de una diferencia originaria, de una primera huella, pero da lugar ella misma a la única diferencia, es decir, a las siempre diversas diferencias de los simulacros'.

El objeto reproducido es presencia y ausencia del original (suspensión de la representación), apariencia y ausencia, de la imagen en el espejo. Como hecho evidenciado y desvelado, adquiere su propia significación, simulacro de su propia autenticidad, lo que le confiere ese aura misteriosa. La copia exacta de la realidad mediante molde y monocroma nos envía principalmente a su sistema de reproducción antes que a la representación. Se constituyen en evidencias sin huella (huellas sin original), que adquieren su interpretación en el hecho de ser alegoría, y no en la alusión al referente. Por ello, no trato de proveerme de una imaginería preexistente sino de apropiarme de lo subyacente a la imagen, de la carencia de contenido tras la máscara que, cual cortina, oculta y a la vez desvela el latido de esa ausencia como verdadero contenido existencial.

Este conjunto de obras orientan su continuidad hacia el infinito en su reproducibilidad y seriación, cuya principal aportación se encuentra en su enunciado conceptual: en la idea de reproducir el mundo cuantas veces se desee, y a formato. El tema de la obra es su concepto, todos los demás aspectos están en función del mismo: el formato standard, su reproducibilidad y seriación, materialidad, instalación, etc.

La instalación de las obras a de atender, teniendo en cuenta las características de los distintos espacios de exposición, a su cualidad interna de "repetición y diferencia" y a su cualidad de "parte y todo", puesto que cada fragmento es un todo en sí mismo, que cada parte es un fragmento del conjunto y que esta parte, a su vez, puede volver a fragmentarse. He estudiado diversas opciones en base a estos tres ejes: espacio de instalación, elementos de serie y fragmentación, para poner de manifiesto del modo más contundente el concepto de la obra.

Con la alineación en el plano "ideal" de la pared, a espacios regulares, a modo de serie infinita, propongo una representación cultural, una ubicación seriada, no relaciona¡ y distante del observador. De esta ubicación, entre la idealidad de la reproducción, la realidad y el arte, resulta una nueva contingencia.

La opción elegida para la Sala del Conservatorio de Sestao imita puzzles y ajedrezados. Las obras colocadas tanto en el suelo como en la pared a distancias similares a sus propias dimensiones pueden reforzar las características del alineamiento. El espectador tiene la posibilidad de circular e incluirse en la instalación, que montada de esta manera, permite, además, apreciar a cada fragmento en su ambigüedad pintura/escultura. La distinta instalación en los diversos espacios aporta modulaciones sobre la estructura interna del conjunto, cualidad de renovación que posibilita distintas relaciones, otras miradas, y que me interesa despertar en cada caso.

"Pobre tonto, ¿por qué intentas vanamente atrapar fugaces simulacros? La cosa que ves no existe: sólo viene de ella tu mirada y perderás lo que amas. Lo que ves no es sino la sombra dada por tu reflejo. En si mismano es nada. Viene contigo, y dura mientras allí estás; se irá cuando te vayas, si es que irte puedes". El ciego Tiresias a Narciso. Ovidio, "Las Metamorfosis"